Hoy las ciudades son más importantes que nunca. Su
relevancia no yace solo en el crecimiento de tamaño, sino también en el
crecimiento del nivel de influencia. La Biblia indica que Dios diseñó la ciudad
con un propósito. El futuro de Dios del mundo y universo redimido es descrito
en una ciudad. El mandato cultural dado en la creación fue un mandato para
construir la ciudad. La ciudad es un beneficio, sirviendo a la humanidad como
un refugio de la condición en la cual ha caído la raza humana.
El desafío, entonces es establecer iglesias que se
comprometan con las realidades de las ciudades. El evangelio debe encarnarse y
comunicarse de tal manera que los vecinos de la ciudad puedan entenderlo. Tim
Keller menciona que una iglesia comprometida con la ciudad debe tener respeto
por la sensibilidad urbana. La ciudad está llena de gente amante de la
diversidad, ansiosa, con gran tolerancia al desorden. Valora la intensidad y el
acceso más que la comodidad y el control. Aprecian presentaciones bien
pensadas, bien argumentadas y que ofrecen oportunidades para la comunicación y
la retroalimentación.
Por eso mismo también debe ser sensible hacia las
diferencias culturales. Ninguna iglesia puede serlo todo para la gente. No hay
manera culturalmente neutral de hacer el ministerio. La iglesia urbana debe
escoger prácticas que reflejen los valores de algún grupo cultural, y al
hacerlo así comunicará de tal manera que grupos culturales diferentes verán y
oirán de manera distinta.
Las iglesias urbanas necesitan estudiar los
vecindarios para fijarse en determinados grupos de personas, buscando maneras
de fortalecer la salud de sus vecinos para que sean lugares más seguros y
humanos donde vivir.
Pero las iglesias urbanas necesitan ayudar a formar
redes de creyentes dentro de sus campos vocacionales y asistirlos en la
resolución de las cuestiones teológicas, éticas y prácticas a las que se
enfrentan en sus trabajos. Los cristianos urbanos necesitan una visión más
amplia de cómo el cristianismo se involucra e influencia la cultura.
La iglesia urbana no solo debe comprometerse con la
evangelización, sino también con su complejidad. No existe el método o mensaje
único. La evangelización urbana obliga a conocer las esperanzas, temores,
formas de ver y objeciones al cristianismo de las distintas culturas. Demanda
una variedad creativa de medios y caminos, y requiere mucho valor.
La gente urbana a menudo busca lo espiritual y
anhela la conexión humana y tener un sentido de pertenencia. El desafío es
predicar de tal manera que edifique a los creyentes y comprometa y evangelice a
los no creyentes a la vez.
Los artistas profesionales viven en su mayoría en
las grandes ciudades, por eso las artes en la ciudad son muy apreciadas. Las
iglesias urbanas deben tener en cuenta esto. Primero deben tener altos
estándares para las habilidades artísticas en sus cultos de adoración y
ministerios. En segundo lugar, no solo pensar en los artistas como personas con
habilidades que pueden usar. También conectarse con ellos como adoradores y
oidores, transmitiéndoles que son valorados por su trabajo y por su presencia
en la comunidad.
Dios nos ha dado la ciudad para sus propósitos, y a
pesar de que el pecado la ha dañado, deberíamos emplear los recursos del
evangelio para reparar las ciudades destrozadas. Respondamos al urgente llamado
a estar en la ciudad y para la ciudad. La visión de la ciudad reconoce las
intenciones creadoras de Dios para las ciudades y extiende su llamado al pueblo
de Dios a que sea la ciudad de Dios dentro de la ciudad del hombre.
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